sábado, 21 de abril de 2007

La niña.

De la casa de enfrente cuelgan sábanas rosas y otras verdes, sus ladrillos a soga y tizón rojos y cremas forman el dibujo de un marco Rococó, los herrajes, las ventanas, hasta las persianas de hierro son. Salvo las manitas de la niña que asoman en el balcón -el cuarto-, jugando con el aire, todo lo demás, el resto, es vulgar, sucio y gastado.