viernes, 22 de junio de 2007

Esta historia.

Esta historia se cuenta en cada una de las casas que se encuentran en las montañas al otro lado del pinar, pero siempre que se acaba de contar, el pinar se quema y quienes la han oído van hacia las llamas creyendo que las pueden apagar. Ninguno de los que acuden regresa jamás, ninguno, a pesar de que el pinar arde y se apaga, minutos después de comenzar. Algunos pastores de la zona relatan con temblores, como si vieran pasar a los fantasmas de los muertos en su funeral, que ninguno se detiene ante la descomunal llama y que todos van tranquilos hacia el fuego con las mangueras apagadas, algunos desnudos, sin agua, nada, incluso se sabe de algunos niños también. Los más escépticos, culpan a los molinos de viento que serpentean la montaña y al ruido que enloquece a las personas, y a las vacas y a las moscas, que dan vueltas en círculo a los troncos hasta morir agotadas. Esta versión no es la más rentable para el pueblo, por lo que todos aquellos que niegan la existencia de las llamas están internados en el hospital del pueblo sin recibir visitas, sin calefacción ni luz eléctrica, pues para iluminarse se les administran velas y antorchas, y se les deja mirar por una minúscula ventana. Sólo se les permite regresar a sus casas cuando un tribunal comprueba que ya ven las llamas; pero aquí dentro no se escuchan los molinos.