sábado, 28 de abril de 2007

Si vas a construirte una casa recuerda:

Si no la calienta tu miedo, es muy grande.
Si la calienta tu soberbia, es muy pequeña.
Si la calienta tu engreimiento, debes de ampliar la pista de tenis, y pensar en un helipuerto.
Si no la calentáis entre dos, que no siga creciendo.
Si no la calentáis entre tres, se te olvido lo primordial: ponerle techo.
Si se calienta sola ¿cómo sabes que existes?
Si no la calienta tu alegría, baja los techos y oriéntala bien.
Si no se calienta con caricias lo hará con escalofríos.
Si se calentó en tu ausencia, huye y no vuelvas.
Si la calienta tu vergüenza arderá tu cara pero no la hoguera.

Si se calienta y quema, deja que prenda.